Ujué, Navarra

Xabier Tovar 22 Febrero, 2019

Sobre una pequeña meseta dominando las tierras vecinas, se edificó este hermoso pueblo medieval, de pequeñas callejas empedradas y sobrio encanto montañés.

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Introducción

Aunque los orígenes de la población nos llevan mucho más atrás del medievo. Los restos arqueológicos de la zona nos hablan de amplia presencia de los pueblos vascuences en los tiempos previos a la romanización.Ya del tiempo romano se han encontrado tanto evidencias de altares a Júpiter y las deidades locales, así como restos del siglo IV en forma de enterramientos y de su antigua iglesia prerrománica.

Será en los tiempos del famoso primer rey de Pamplona, Íñigo Arista, cuando tengamos las primeras menciones a Uxue; como se conocía esta posición fortificada para hacer frente al avance islámico. Nombre que recibe co-oficialmente hoy día en euskera.Sancho Ramírez, primer rey de Navarra y Aragón, le dará título de villa y fueros propios a en el siglo XI; denotando la importancia que había cobrado.

Pero con el tiempo llegarán las conquistas de Zaragoza y Tudela, llevando la frontera más al sur y restando protagonismo a este enclave, que irá viendo como su población va menguando. Proceso que con la conquista navarra por parte del reino de Castilla se detendrá y tendrá la villa un segundo auge, pero que que volverá a coartarse a mediados del siglo XVI.

En la actualidad ronda los 170 habitantes, con una despoblación alarmante. Por otro lado ha logrado preservar su patrimonio y presentar un aspecto realmente hermoso que atrae a los visitantes; volviéndose un excelente destino para el turismo rural.

Aproximándonos

Desde Pamplona se tarda menos de una hora en llegar a Ujué.

La ruta más rápida es tomando la autopista AP-15, aunque si viajamos por ella tendremos que pagar peaje. Esta nos dejará en Tafalla, desde donde seguiremos por carretera hasta San Martín de Unx atravesando los amplios campos de cultivo del interior navarro, para tomar la última etapa que nos envuelve con agrestes montes.

La otra ruta no añade demasiado tiempo al viaje, así que es buena opción para ahorrarse peajes. Esta sería tomando la Autovía de los Pirineos, la A-21, que marcha dirección este desde la capital navarra. Tomaremos entonces el desvío hacia Aibar, ahora ya por carretera.Merece la pena pararse en esta localidad que también mantiene ese carácter medieval, dominando un cerro y coronada por una bella iglesia románica.Nuevamente en San Martín de Unx comenzará nuestra última etapa.

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Atractivos

Tan pronto como Ujué se dibuja en el horizonte, entendemos la importancia que tuvo como enclave militar. Su posición le permitía una fácil defensa, así como un control de todas las tierras anexas. Hoy ello significa unas amplias vistas de toda la región a las que se tiene acceso desde varios miradores.

Lo primero que llama la atención del visitante es la Iglesia-fortaleza de Santa María, que se eleva sobre el resto de edificios y toma la cumbre de la villa. Su fundación se remonta a finales del siglo XI, por orden de Sancho Ramirez, ampliando con ella el castillo ya existente.

Será reformada su planta románica en el siglo XIV, añadiéndosele una muralla defensiva y sumando el arte gótico a la obra. Esta combinación entre el románico y el gótico podremos contemplarla fundiéndose en todo el conjunto.

Guarda además una pieza de gran valor histórico y religioso, la Virgen de Ujué, que data del año 1190; con el añadido en plata con que los orfebres del siglo XIV la forrarán. Esta imagen forma parte del culto mariano de esta población, que sigue una antiquísima leyenda que supone el por qué de su fundación.

Por norma las leyendas cristianas suelen ocupar el espacio que tradiciones paganas tenían en el lugar. En esta se nos cuenta como, gracias al vuelo constante de una paloma saliendo y entrando en una cueva, fue descubierta en su interior la talla de la Virgen y decidido el lugar para elevar el templo que hoy se conoce como Ermita de la Blanca.

El mismo nombre de Uxue significa Paloma en castellano, algo que enlaza con esta leyenda.

Pero los descubrimientos arqueológicos de templos paganos en este mismo enclave hacer ver que ya era un lugar sagrado previo al cristianismo.

De todos modos, esta tradición mariana sigue siendo ampliamente seguida desde el medievo, trayendo la famosa Romería de Ujué, que se celebra cada domingo posterior al 25 de Abril. Comenzó esta peregrinación desde la vecina Tafalla en 1043, queriendo de este modo agradecer las gentes de estas tierras a la Virgen una victoria militar contra el reino de Aragón.

Independientemente del credo del visitante, conmueve la pasión que suscita y el gran número de peregrinos devotos que marchan hasta Ujué.

En el pasado les aguardaba la villa y su soberbia fortaleza, pero el famoso Cardenal Cisneros dio orden de derribar la parte militar cuando pasó este feudo a manos castellanas. Dejando lo que hoy podremos encontrar; la iglesia, dos torres y la casa parroquial, también llamada palacio de Carlos II.

De este monarca navarro decir que aunque su apodo fuese el Malo, tuvo gran aprecio por la localidad y destinó fondos a ella. Siendo además fiel a su Virgen. Tal es así, que mandó que tras su muerte fuese allí enviado su propio corazón. Otra de las reliquias que se guardan en Ujué.

La zona junto a la iglesia, que fue parte de aquella antigua fortaleza, se la conoce como el Castillazo. Allí aún se pueden ver algunas ruinas, como la universidad que Carlos II erigió y el solar que ocupó la torre del homenaje.

Anexa a la iglesia se encuentra la mencionada casa parroquial, que al ser de los tiempos de Carlos II se entiende que fue financiada por este y de ahí que también se la llame su palacio. Presenta una forma que evidencia su carácter militar, con paredes preparadas con saeteras.

Existen otros dos importantes edificios religiosos, así como un monumento del mismo género, de indudable valor histórico.

La ya nombrada Ermita de la Blanca, que se estima del siglo XIII, aunque con posteriores reconstrucciones. La podemos encontrar un tanto alejada de Ujué, a unos 9 km.

Y la Iglesia de San Miguel, que lamentablemente está prácticamente en ruinas. Es una obra del siglo XIII y aún se puede disfrutar de su fachada. Esta la hallaremos junto al mismo pueblo, en la carretera que lo rodea.

La Cruz del Saludo, es un bello crucero del siglo XIV, que como el resto de este tipo de tallas nos hablan de un antiguo lugar de culto pagano y que muestra el misterio de sus formas, que este tipo de monumentos parecen siempre sugerir.

Por último queda hablar del propio pueblo en sí, porque aún sin el patrimonio antes mencionado, cada vieja vivienda en Ujué es una herencia medieval digna de estudio.

Las casonas montañesas se presentan con trabajadas fachadas en sillería y piedra con mampostería. Forman callejas que embaucan al visitante haciéndole creer que ha viajado en el tiempo.

Y sumando a todo esto tenemos un excelente menú a degustar en los restaurantes locales y rutas de senderismo y bici de montaña diseñadas para explorar el entorno.

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Despidiéndonos

Así encontramos que el viaje a Ujué ofrece más que suficiente para atraer al turismo amante de los paisajes rurales y las villas medievales.

No extraña al verlo que esté considerado uno de los más bellos pueblos españoles y que atraiga las miradas y reclame fotografías.

Un destino que no puede faltar para el viajero que cruza Navarra. O incluso empujar a recorrerla.

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