Anento, Zaragoza

Introducción

Este pueblo Aragonés, perdió población a un ritmo tan alto, que a principios de los años 90 solo un pastor vivía allí. Y ni siquiera de manera permanente.La repoblación de Anento fue paulatina, conforme poco a poco gentes que tenían su origen allí o que lo empleaban como lugar de veraneo, decidieron darle una nueva oportunidad.Esta iniciativa por alejarse de los grandes núcleos urbanos, que se ha ido dando en numerosos países, aquí tiene un ejemplo notable. Anento volvió a la vida y lo hizo con todo el cariño de sus nuevos pobladores. Prueba de ello es que actualmente está considerado entre los pueblos más hermosos de España.

Fue esta tierra dominada por tribus celtíberas antes de la llegada de Roma, por los belos en concreto. Las primeras menciones de la población de Anento las encontramos en la edad media, cuando es atacada por las fuerzas castellanas en el año 1357; que asaltan la aldea y asedian el castillo. Aunque no lograrían conquistarlo.

Siempre se trató de una localidad pequeña, que poseyó en su momento un valor estratégico, pero que conforme la frontera de la corona aragonesa se fue delimitando más al sur, lo acabó perdiendo.Y con el paso de los siglos y el abandono de la vida agraria por las grandes urbes, así como la emigración a otros países; Anento estuvo colgando del borde de la total desaparición.

Por suerte esto no sucedió y hoy podemos disfrutar de este fantástico destino.

Aproximándonos

Desde Zaragoza se tarda en torno a una hora, recorriendo unos 80 km dirección sur.

Este viaje se hace realmente rápido por ir en su mayor parte por autovía, la A-23 o Autovía Mudéjar, que nos lleva desde la capital aragonesa recorriendo las tierras de su provincia central hasta prácticamente al lado de Anento.

El desvío nos viene bien señalado, en su salida hacia el pequeño pueblo de Lechón. Esta población posee antiguo origen medieval y antes de abandonarla, podremos ver sobre los tejados de sus casas destacar la iglesia de San Lorenzo; obra barroca del siglo XVIII.La carretera de Anento nos llevará a cruzar la autovía por un puente, atravesar enormes campos de cultivo; hasta que al fin nos desciende al valle y al poco nos deposita en nuestro destino.

Atractivos

Anento se localiza en un hermoso valle y se edificó ante riscos, que cambian la tonalidad según la época del año. Sobre los cuales encontraremos los restos de su castillo, que aún mantiene alzados los muros y el foso. Aunque es un monumento que está incluido en la lista roja de patrimonio en peligro; con el propósito de que pueda conservarse.

Existen los restos de otra fortificación, esta mucho más antigua, hablamos de un yacimiento arqueológico del siglo 200 a.C.; de los mencionados celtíberos belos. Este al igual que el castillo medieval, fue construido en lo alto de un cerro, sobre el valle de Aguallueve a 1 km del centro de Anento.

Y ya solo por la maravilla que resulta este valle merece la pena acercarse.

Zona boscosa y que nos sorprende con las paredes calizas de las que brotan hilos de agua, cayendo en un impresionante tapiz que borda con estos hilos los ocres y verdes. Volviéndose más mágico aún en el invierno, cuando se congelan.

Durante el verano el valle de Aguallueve es un oasis agradecido, en el que se conserva la mejor temperatura.Además de ser una más que agradable ruta para pasear, también ofrece escalada y tirolina desde las altas paredes.

Y tras rondar los exteriores, ahora nos acercamos al pueblo en sí. El enorme esfuerzo de sus vecinos ha logrado no solo recuperar el pueblo restaurando sus antiguas casas, sino que lo ha dotado de un aspecto particularmente bello.

Sus callejas y casitas, las flores decorando, conforman un todo bucólico en armonía.El edificio más notable es su antiquísima iglesia, dedicada a San Blas. Es original del siglo XII. En el siglo XIV se le añadiría el pórtico sur y en el XVI el coro y el púlpito de estilo mudejar.Conserva en su interior pinturas murales del siglo XIV y hermosos retablos medievales. El mayor, dedicado a San Blas, del siglo XV, posee un magnetismo que la propia construcción aumenta; llamando poderosamente la vista el dorado de sus marcos sobre las pinturas coloridas que lo componen.

Despidiéndonos

Es un pequeño destino singular, que se disfruta en una jornada. El esfuerzo de sus gentes por recuperar el pueblo es encomiable. Más aún por el buen hacer con que se llevó a cabo.

Una escapada que merece la pena.