Artajona, una villa milenaria en Navarra

Artajona es un pequeño pueblo de apenas 1.600 habitantes en la Navarra, próximo a poblaciones tan populares como Olite, Puente la Reina o Tafalla. Descubre esta joya medieval y empieza a preparar tu próxima escapada

La piedra es el elemento más bien aprovechado de esta villa de Navarra. Ya en la prehistoria se levantaron sus conocidos dólmenes, que forman un interesante conjunto funerario, y durante la Edad Media las que hoy en día siguen siendo las murallas más admirables y mejor conservadas de la Comunidad Foral.

Qué ver en Artajona

El emblema de Artajona es un conjunto amurallado conocido como “El Cerco”. Tiene su origen en el siglo XI y es una de las fortificaciones más importantes de la Navarra medieval. Además, en su interior se conserva la iglesia-fortaleza de San Saturnino, del siglo XIII, declarada Monumento Histórico-Artístico.

Otro punto clave se encuentra a la salida del pueblo, por la carretera que va hacia Pamplona, y se trata de la basílica de Nuestra Señora de Jerusalén. Es una construcción barroca edificada entre los años 1709 y 1714, y en su interior guarda una talla románica de la patrona de Artajona. A esta construcción religiosa se le une la Parroquia de San Pedro, de estilo gótico, y obligada visita. Como curiosidad, Artajona presume de ser el único lugar de todo el mundo en el que las campanas bandean al revés.

Por último, pero no menos importante, están los dólmenes del Portillo de Enériz y de la Mina de Farangotea, a casi 4 kilómetros de Artajona. Se trata de una rica muestra de la cultura megalítica de Navarra. Ambos dólmenes son sepulcros que se construyeron con grandes piedras, prueba de que este lugar ha sido habitado desde hace miles de años. El dolmen de “El Portillo de Enériz” es un megalito en el que se distinguen la cámara mortuoria y del corredor, mientras que el de la “Mina de Farangortea” tiene la misma estructura, pero es más pequeño.

Qué ver cerca de Artajona

Una vez visitados todos los atractivos turísticos de Artajona, puedes seguir viendo lugares muy interesantes en sus proximidades, siempre que tengas algo más de tiempo. El campo base puede seguir siendo Artajona, pero a pocos kilómetros en coche está Olite y su fabuloso castillo, concretamente a 17 kilómetros de distancia.

Un poco más lejos, a 63 kilómetros, está el castillo de San Javier, situado en la loma de la población de Javier. En este lugar nació y vivió San Francisco Javier, y de aquí decidió tomar el nombre por el que se le conocería como misionero. Está declarado como Bien de Interés Cultural y es lugar de peregrinación, especialmente en marzo, durante las Javieradas.

Puente la Reina, un pueblo con mucho encanto a tan solo 14 kilómetros, Ujué, también de origen medieval y, por supuesto, Pamplona son algunos de los otros sitios a los que acudir aprovechando la visita a Artajona, pues la Comunidad Foral de Navarra guarda en su haber numerosos puntos de interés al visitante por su historia, patrimonio y naturaleza.