El pueblo medieval de Girona que debes conocer antes de que deje de ser un secreto

Belén Valdehita
Belén Valdehita 22 Agosto, 2025

Descubre este rincón amurallado del Baix Empordà donde el tiempo no avanza, las manzanas son protagonistas y la tranquilidad se respira en cada calle.

Palau-Sator, en Girona
Vista de Palau-Sator, el pueblo medieval del Baix Empordà que mantiene su encanto histórico. Imagen: palau-sator.cat

En la provincia de Girona, en la comarca del Baix Empordà, hay un lugar que no necesita artificios para impresionar. Declarado Conjunto Histórico-Artístico en 2017, ha logrado preservar su trazado medieval, un casco antiguo compacto y silencioso que invita a recorrerlo sin prisas.

Este encantador pueblo es Palau-Sator. Se encuentra a sólo cinco minutos del precioso pueblo de Peratallada, y a 38 kilómetros de la ciudad de Girona.

La Torre de las Horas, que da acceso al recinto amurallado, marca el inicio de un viaje directo al pasado. Con sólo 305 habitantes, esta pequeña localidad de Girona sigue siendo un destino auténtico frente a los focos turísticos que iluminan otras villas del Empordà.

El casco antiguo de Palau-Sator conserva la esencia medieval

Entrar en Palau-Sator implica atravesar una torre de más de veinte metros de altura, la Torre de las Horas, antigua pieza del castillo que defendía la villa. El reloj que la corona parece avanzar a otro ritmo, ajeno a cualquier prisa moderna. Dentro de las murallas, el visitante se topa con calles adoquinadas que forman un laberinto encantador. Casas de piedra con balcones llenos de flores, portales adintelados y rincones sombreados componen un escenario que parece suspendido en el tiempo.

Palau-Sator, en Girona
Calles empedradas y murallas de Palau-Sator, un casco antiguo que conserva su encantador trazado medieval. Imagen: Wikipedia / Vincent van Zeijst

Las antiguas defensas aún se distinguen en los restos de torres y muros perimetrales, recordando la función protectora de este enclave en pleno Empordà. Y es que pasear por sus callejuelas no es simplemente turismo, es un regreso a la Edad Media sin intermediarios.

Alrededor del antiguo castillo, que perteneció a Pedro IV el Ceremonioso, se concentra la mayor parte del patrimonio urbano. Sus elementos góticos evidencian siglos de historia viva.

Patrimonio que nos habla de otro tiempo

Palau-Sator no sólo conserva su fisonomía, también custodia vestigios únicos de la vida cotidiana. En la plaza central sobreviven un pozo artesiano y un lavadero tradicional, testigos silenciosos de costumbres pasadas.

La Iglesia de Sant Pere, fortificada en la época medieval, refuerza con sus almenas y aspilleras el carácter defensivo del conjunto. Es un recordatorio de que la fe y la protección caminaban juntas en tiempos convulsos.

El término municipal incluye pequeños templos románicos como Sant Julià de Boada, Sant Pau de Fontclara y Sant Feliu de Boada. Estas construcciones, perfectamente integradas en el paisaje rural, demuestran la relevancia histórica del lugar ya desde el siglo IX. Cada piedra y cada muro cuentan historias que van mucho más allá del turismo de postal. Es patrimonio vivo, que resiste mientras los visitantes caminan sobre el mismo suelo que pisaron generaciones anteriores.

Gastronomía local y calma sin artificios en Palau-Sator

Además de su riqueza monumental, este rincón gerundense ofrece sabores estrechamente ligados a la tierra. La cocina catalana brilla en platos elaborados con las verduras de temporada, el aceite del Empordà y el pescado fresco de la Costa Brava.

La proximidad de la sidrería Mooma ha devuelto protagonismo a la tradición frutícola local con la primera sidra catalana hecha con manzanas del Empordà, un homenaje directo a los cultivos que rodean el pueblo.

La tranquilidad es otro de sus atractivos. Sin aglomeraciones, sin colas ni prisas, es un destino ideal para quienes buscan desconectar y perderse entre murallas centenarias. Palau-Sator demuestra que es posible viajar en el tiempo sin renunciar a la autenticidad. Sus plazas silenciosas, sus casas de piedra y su trazado histórico ofrecen una experiencia que va más allá del turismo convencional.

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