Tornos, el pueblo aragonés que cada invierno se llena de grullas

Cada año, Tornos, en Teruel, se convierte en un punto de encuentro para miles de grullas migratorias, transformando este tranquilo municipio en un espectáculo natural sin igual.

En el corazón de la comarca turolense del Jiloca, a sólo 13 kilómetros de la localidad de Calamocha, se encuentra Tornos, un pequeño municipio que, a pesar de su escasa población, cobra vida cada invierno gracias a un fenómeno natural impresionante: la llegada masiva de grullas que utilizan la cercana Laguna de Gallocanta como punto de descanso en su migración anual.
Este evento convierte a Tornos en un destino privilegiado para los amantes de la naturaleza y la ornitología, ofreciendo una experiencia única en un entorno de gran belleza y valor ecológico.
Tornos y el espectáculo alado en la Laguna de Gallocanta
La Laguna de Gallocanta, situada entre las provincias de Teruel y Zaragoza, es el mayor humedal salino de Europa occidental y un enclave fundamental para las aves migratorias. Cada año, entre octubre y diciembre, más de 100.000 grullas comunes (Grus grus) hacen una parada en este lugar durante su viaje desde el norte de Europa hacia el sur.

Este fenómeno atrae a numerosos visitantes que acuden a observar el majestuoso vuelo de las grullas y a disfrutar de las actividades organizadas por el Centro de Interpretación de la Reserva Natural Dirigida de la Laguna de Gallocanta, como las visitas guiadas y las rutas de observación.
Además, Tornos ha aprovechado esta afluencia para promover el turismo sostenible, convirtiendo un antiguo vertedero ilegal en un mirador de aves, ofreciendo a los visitantes un espacio adecuado para la observación sin perturbar el hábitat natural.
Patrimonio histórico de Tornos
Más allá de su riqueza natural, Tornos alberga un valioso patrimonio histórico. Destaca la iglesia parroquial de San Salvador, una construcción barroca del siglo XVIII con tres naves cubiertas por bóvedas de medio cañón decoradas con motivos vegetales y angelicales.

La ermita de Nuestra Señora de los Olmos, también del siglo XVIII, es otra joya arquitectónica. Situada en las afueras del pueblo, presenta una nave única con bóveda de arista y un crucero cubierto por una cúpula sobre pechinas, formando un cimborrio octogonal rematado por una linterna.
El castillo de Tornos, aunque en ruinas, ofrece una ventana al pasado medieval del municipio. Situado en una loma, conserva restos de tres torreones y un muro, y fue una fortificación esencial en la defensa de la frontera aragonesa durante la Edad Media.
Tornos: un pueblo con historia y resiliencia
Tornos no sólo es conocido por su patrimonio natural y arquitectónico, también por su historia de solidaridad. Durante la Guerra Civil Española, el alcalde Andrés Luna y los habitantes del pueblo se negaron a entregar listas con los nombres de sus vecinos republicanos, evitando así posibles represalias.
Esta actitud refleja el carácter acogedor y solidario de una comunidad que, a pesar de los desafíos, ha sabido preservar su identidad y tradiciones.
Un destino para los amantes de la naturaleza y la historia
Visitar Tornos es sumergirse en un entorno donde la naturaleza y la historia conviven en armonía. Desde la observación de las grullas en la Laguna de Gallocanta hasta el recorrido por sus monumentos históricos, este municipio ofrece una experiencia enriquecedora para quienes buscan conectar con la esencia de Aragón.
Con iniciativas que promueven el turismo sostenible y la conservación del patrimonio, Tornos se posiciona como un destino ideal para quienes desean disfrutar de la tranquilidad, la belleza natural y la riqueza cultural en un solo lugar.