La histórica ciudad de Bragança, en Portugal

Belén Valdehita
Belén Valdehita 08 Diciembre, 2014

De las muchas ciudades portuguesas llenas de encanto, Bragança es una de ellas. Se encuentra situada en la Región Norte de Portugal, subregión de Alto Trás-os-Montes. La frontera con España queda muy cerca, a sólo 22 kilómetros.

De origen medieval, Bragança (Braganza en castellano), posee un casco histórico amurallado que se encuentra en lo alto del valle de la Serra de Nogueira, a 600 metros de altitud sobre el nivel del mar. Por sus preciosas calles empedradas descubriremos todo tipo de monumentos de distintas épocas y estilos arquitectónicos.

Cualquier época es buena para visitar la ciudad de Bragança pero, si preferimos el sol, mejor hacerlo en primavera o verano. La localidad disfruta de un clima mediterráneo templado, que recibe influencias tanto continentales como oceánicas. Los veranos son cálidos y secos, con muchos días soleados. Sólo suele llover algunos días a última hora de la tarde en forma de tormenta. Los meses de invierno son fríos y lluviosos, y no es raro que nieve. Pero tampoco faltan luminosos días soleados en invierno.

Un paseo relajado por Bragança nos descubrirá su estupendo patrimonio histórico y monumental. Entre los lugares que no hay que dejar de visitar se encuentra el Castillo de Bragança, del siglo XII. Cuenta con una magnífica torre del homenaje de 33 metros de altura, que alberga el Museu Militar. Desde la terraza superior conseguiremos espectaculares panorámicas de la ciudad vieja, de la zona nueva y de todos los montes que rodean Bragança.

Otra visita imprescindible es la del Domus Municipalis, un edificio de forma pentagonal del siglo XII. Está considerado el consistorio más antiguo del país luso. En su interior acoge la gran sala con arcos de medio punto donde se celebraban las reuniones de los “homens bons” (hombres buenos), y bajo el suelo se oculta un antiguo aljibe.

Otros lugares de interés son la Iglesia de Santa María, del siglo XVIII; la Iglesia de São Vicente, de estilo románico y reconstruida en el XVII; el Pelourinho, una picota de estilo gótico ubicada sobre un ‘berrões’ (verraco) de granito que se remonta a la Edad de Hierro; el Palacio de los Duques de Braganza, el Barrio Judío o la Catedral, del siglo XVI y dotada de una bella portada renacentista con elementos barrocos.

A la hora de comer, la gastronomía de Bragança es muy parecida a la que se da en la región de Alto Trás-os-Montes. Entre los productos más típicos de la zona se hallan los embutidos, como las salchichas de jamón o el salami; las castañas, las truchas o la carne de caza (perdiz, conejo, liebre y jabalí). También se elabora una excelente miel en esta tierra. El plato más típico de la villa es el cordeiro bragançano, aunque también hay que probar otras recetas tradicionales, como el butelo com cascas, el cozido à transmontana, el folar de Bragança, el cabrito de montesinho o la posta à Mirandesa.

Si se desea dormir en Bragança, la oferta de hoteles incluye el Turismo Sao Lazaro, de cuatro estrellas; el hotel de dos estrellas Ibis Bragança o la Pousada de Bragança – S. Bartolomeu.

La ciudad de Bragança nunca defrauda al viajero, que descubre un interesante municipio portugués, con mucha historia y un estupendo patrimonio monumental. El precioso entorno natural de Bragança está a la altura, ya que lo conforma el Parque Natural de Montesinho, que podemos recorrer en coche, pero también practicando el senderismo o disfrutando de un paseo en bicicleta.

Una de las mejores épocas para visitar tanto Bragança como toda la región es durante la celebración de la Feria de Fumeiro de Vinhais, que tiene lugar el segundo fin de semana de febrero.