El Puente del Arzobispo, patrimonio y cerámica en Toledo

Situado en la comarca de la Campana de Oropesa, en la provincia de Toledo, y limitando con la comunidad extremeña, el municipio de El Puente del Arzobispo es un destino castellano-manchego famoso por su cerámica. Y es que su alfarería, junto con la de la también toledana localidad de Talavera de la Reina, es una de las más destacadas de España.

Pero esta villa toledana es mucho más que buena cerámica, porque su larga trayectoria histórica le ha legado una gran patrimonio monumental, por no hablar de que en sus restaurantes podremos disfrutar de la excelente gastronomía manchega. Y no sólo hablamos de su magnífico queso, también de especialidades como las migas manchegas, la olla podrida, los duelos y quebrantos, el pisto o el salpicón manchego.

El origen de esta villa toledana está, como su nombre indica, en un puente que mandó construir en el siglo XIV Don Pedro Tenorio, Arzobispo de Toledo y Duque de Estrada, que era dueño de la cercana población Alcolea de Tajo. Para llegar desde este pueblo al Santuario de la Virgen de Guadalupe, en Extremadura, era preciso cruzar el río Tajo, y de ahí la realización de este puente en torno al cual surgió este municipio.

Qué ver y hacer en El Puente del Arzobispo

Y es ese histórico puente, que sigue en pie y en perfecto estado seis siglos después, el monumento más emblemático del pueblo. Edificado con sillares en el año 1380, e inicialmente con ocho arcos, en el siglo XVIII se le añadieron tres arcos más para evitar las riadas.

El Puente del Arzobispo también conserva su aire medieval, remontándose la mayoría de sus edificios a un periodo comprendido entre los siglos XIV y XVII. Incluso hay algún monumento con mayor antigüedad, como los Molinos de Santa Catalina, que en el siglo XII ya se encontraban en la zona, mucho antes de que se crease el primer asentamiento. También veremos en la villa varias casas construidas al más puro estilo manchego, con soportales y encaladas.

El recorrido monumental incluye el Rollo o picota del siglo XIV; la Casa de Diego de Villarroel, del siglo XVI; la Iglesia de Santa Catalina, de estilo gótico-mudéjar; el Convento de los Franciscanos, del siglo XVII y del que sólo queda el templo en el que se venera a Nuestra Señora de Majano, o la Ermita de Nuestra Señora de la Bienvenida, del siglo XVI.

La cerámica de El Puente del Arzobispo

Uno de los principales atractivos de El Puente del Arzobispo es su cerámica, muy parecida a la de Talavera de la Reina, pero con entidad propia. Es tan importante para los vecinos del pueblo que en torno a ella se celebra una de sus fiestas más populares, en honor a las patronas de los ceramistas, Santas Justa y Rufina, que incluye un original bautizo de barro.

Para conocer su riqueza artesanal, lo mejor es acercarse al Centro de Interpretación de la Cerámica, que se encuentra en la calle Matadero, 6. En el interior del edificio podremos ver la recreación de un antiguo alfar de principios del siglo XX; la reproducción de un antiguo obrador, un taller interactivo de alfarería y pintura o una sala de exposición con piezas de cerámica y alfarería de varios lugares de España de entre los siglos del XVII y XX.

Por supuesto no falta una zona dedicada a la cerámica de El Puente del Arzobispo, que incluye un museo con más de doscientas piezas realizadas desde el siglo XV hasta nuestros días, y una sala de audiovisuales donde se proyecta un vídeo sobre el proceso artesanal para la creación de esta original cerámica. El precio de la entrada general a este centro es de cinco euros, siendo el horario de 10:30 a 13:00 horas.