Las cascadas más espectaculares de La Palma

Maria Reig 10 Agosto, 2021

¿Por qué será que nos atraen tanto las cascadas? Tienen una magia especial, nos ponen en contacto con la naturaleza y, eso nos hace sentir bien. Te contamos algunas de las más conocidas en La Palma.

Cascada los Tilos, La Palma
Maria Reig

Para los amantes de la naturaleza, la isla de La Palma, en las Islas Canarias, es un destino perfecto. Algunos de los lugares más bonitos tienen en su haber cascadas espectaculares, bien sea por lo impresionante de su caída como por el entorno en el que están.

En Hoteles.net hemos seleccionado tres cascadas que debes visitar si tu destino elegido para pasar las vacaciones es ‘la isla bonita’: la cascada de los Tilos, la conocida como la de ‘los colores’ y los nacientes de Marcos y Cordero.

Cascada los Tilos, La Palma
Maria Reig

Cascada de los Tilos

Cualquiera que vea una foto de esta cascada no podrá creer que se trate de un rincón de las Islas Canarias, pues se asemeja más a algún lugar exótico del Amazonas. Está enclavada en los Tilos, un bosque de laurisilva en el que el ambiente es muy húmedo, y los árboles y demás vegetación inundan todo el paisaje. Para llegar hasta ella no es necesario un gran esfuerzo ya que se puede dejar el coche en el aparcamiento del Centro de Visitantes de los Tilos y hacer el este camino corto, sencillo y sin dificultad hasta la cascada de pocos metros. Eso sí, es aconsejable llevar calzado deportivo cómodo.

Para disfrutar de la cascada de los Tilos en toda su plenitud lo mejor es pasar por debajo y darse un chapuzón, pero si no estás dispuesto a tanto, al menos es recomendable acercarse tanto que se puedan sentir algunas gotas de agua. Hay unas escaleras que acercan todavía más hasta la cascada, que acaban en un pequeño mirador. Aunque, como hemos dicho, el camino hasta llegar es muy sencillo, lo bonito es descubrirla tras hacer una larga caminata por los Tilos.

Cascada de colores, La Palma
Guía Repsol

Cascada de colores

Esta cascada es una de las más populares de la isla de La Palma, por su principal característica: la pared por la que cae constantemente el chorro de agua está tintada por varias tonalidades. Se encuentra en la Caldera de Taburiente y, para llegar hasta allí, lo mejor es aparcar en el Barranco de Las Angustias, coger un taxi hasta el mirador de los Brecitos y hacer el camino a pie y disfrutar de increíbles miradores y de un entorno sin igual. Otra posibilidad es dejar el coche e ir directamente a la cascada, como en el caso anterior, pero el visitante se perdería contemplar un ecosistema que bien merece la pena.

El motivo de esta cascada de colores no es otro que el de la mano humana en la naturaleza, pues en los años 60 se levantó una pared con el objetivo de contener el agua de la Caldera. El hierro es el causante de haber coloreado esta pared en diferentes tonos de óxido, pero, sin duda, se ha convertido en un reclamo turístico que crea una panorámica curiosa: la de estos colores ocres en contraste con el verde del musgo y la oscuridad de la piedra volcánica.

Naciente Marcos y Cordero
Maria Reig

Nacientes de Marcos y Cordero

La ruta hasta los nacientes de Marcos y Cordero es considerada por muchos como la más bonita de La Palma, aunque bien requiere algo de práctica en el senderismo. No se trata tanto de una cascada en sí, como de un nacimiento de agua que es recogido y reconducido por unos canales y acequias que acompañan al senderista durante una gran parte del recorrido. La ruta atraviesa varios túneles sin luz y con filtros de agua que crean cascadas improvisadas, por lo que es totalmente necesario llevar consigo una linterna y un impermeable.

Para llegar a los nacientes de Marcos y Cordero lo mejor es coger un taxi en el Centro de Visitantes de los Tilos hasta el punto más alto del sendero, la Casa del Monte. Desde ahí comienza un descenso de casi 16 kilómetros en los que, acompañados por el agua desde el principio, se llega hasta los nacientes, y se sigue el descenso hasta el punto inicial de partida. También se puede hacer la ruta completamente a pie, pero hay que tener en cuenta que son muchos, y muy duros, kilómetros. Sea cual sea la opción elegida, la recompensa de vivir esta experiencia merece la pena.

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