Descubre el Camino de Hierro en Salamanca

Te proponemos una ruta única entre España y Portugal que mezcla túneles, puentes colgantes y paisajes de vértigo en 17 kilómetros de pura historia ferroviaria.

Adentrarse en los restos de una antigua línea ferroviaria puede parecer poco emocionante…, hasta que te topas con el Camino de Hierro. Esta ruta, ubicada en el extremo occidental de Salamanca, es mucho más que un simple paseo entre raíles oxidados. Se trata de una travesía inmersiva por cañones, túneles oscuros, puentes suspendidos y escenarios que parecen sacados de una película de Indiana Jones.
Durante 17 kilómetros, esta experiencia mezcla naturaleza salvaje y una obra de ingeniería centenaria. El recorrido sigue el viejo trazado del tren que unía España con Portugal, atravesando el impresionante entorno natural de las Arribes del Duero. Lo que antes fue una vía comercial hoy se ha convertido en una de las rutas de senderismo más especiales del país.
Camino de Hierro: de trenes olvidados a rutas inolvidables
La historia se respira en cada tramo. Lo que hoy es un sendero rehabilitado, nació como una línea ferroviaria a finales del siglo XIX. Esta conexión entre la Fuente de San Esteban (Salamanca) y la localidad portuguesa de Barca d'Alva servía para acercar mercancías y personas entre ambos países. Pero cuando el tren dejó de circular, el trazado quedó en el olvido, hasta que fue rescatado como sendero turístico.
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— Turismo Castilla y León (@CyLEsVida) February 3, 2024
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El Camino de Hierro atraviesa veinte túneles, algunos completamente a oscuras, y diez puentes metálicos de vértigo. Varios de ellos fueron construidos siguiendo técnicas de la escuela de Eiffel, lo que añade un componente artístico y patrimonial a la experiencia. No se trata sólo de andar, también de caminar por un legado que combina historia, técnica y naturaleza.
Durante el recorrido, se camina al borde de acantilados y se cruzan puentes colgantes sobre el río Águeda. Las vistas se abren de golpe después de cada túnel, generando un contraste brutal entre la penumbra y la luz. Es un gran espectáculo visual y también emocional.
Consejos prácticos para recorrer el Camino de Hierro
El acceso a esta ruta no es libre, y eso forma parte de su atractivo. Para evitar masificaciones y proteger el entorno, la entrada está regulada y hay que reservar previamente a través de este link. La experiencia comienza en Vega Terrón, donde se valida el pase y se toma un minibús hasta el inicio del trayecto.

A la entrada te entregan linterna y chaleco reflectante, imprescindibles para atravesar los túneles de forma segura. También es obligatorio llevar calzado cómodo, agua y ropa adecuada según la estación. El recorrido tiene ciertos desniveles, aunque no es técnicamente difícil. Eso sí: los 17 kilómetros (más unos tres adicionales si se decide regresar andando) requieren cierta resistencia.
Las salidas comienzan a las 07:30 horas en verano y a las 09:00 horas en invierno, con horarios cerrados para garantizar que todos completen el recorrido dentro del margen de seguridad. El precio general es de 8 euros, con descuentos para estudiantes, jubilados y residentes en la zona.
Secretos naturales del Camino de Hierro
El Camino de Hierro no sólo sorprende por su estructura. La biodiversidad del entorno añade un punto extra a la experiencia. Uno de los túneles, por ejemplo, alberga una colonia de más de 10.000 murciélagos, convirtiéndose en uno de los refugios más importantes de quirópteros de la península. No los ves, pero los sientes.
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— Grigör Suvari (@Grigr7) July 6, 2023
Durante la caminata es común avistar aves rapaces, como el alimoche o el águila real, que sobrevuelan los cañones. La vegetación es la típica de la provincia de Salamanca: encinas, alcornoques, jaras y matorrales resistentes que se aferran a la roca. Es una reserva natural viva, que cambia con las estaciones y sorprende incluso a quienes ya conocen la zona.
Además, todo el recorrido está incluido en el Parque Natural de Las Arribes del Duero, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Es un paisaje protegido que impresiona por su verticalidad y por ese río que, desde lo alto, parece una cinta de plata serpenteando entre paredes de roca.
Más allá del sendero: pueblos con alma
Aunque el Camino de Hierro es el plato fuerte, los alrededores no se quedan atrás. Muy cerca de la ruta se encuentran pequeños pueblos que merecen una visita. Ahigal de los Aceiteros, por ejemplo, sorprende con sus olivares centenarios y su ambiente tranquilo. Bermellar guarda vestigios arqueológicos y una identidad muy ligada al leonés antiguo.
Lumbrales, más grande, combina tradición agrícola con eventos locales, como su famosa feria ganadera. San Felices de los Gallegos, declarado Conjunto Histórico-Artístico, destaca por su castillo y su arquitectura popular. Y Sobradillo es el punto perfecto para conocer más sobre el parque natural gracias a su centro de interpretación. Y para dormir, y mucho más, un buen destino rural es Aldea del Obispo.
Caminar el Camino de Hierro es mucho más que hacer senderismo. Es seguir los pasos de un tren que unía dos países, es atravesar túneles que guardan ecos del pasado y cruzar puentes donde el tiempo parece suspendido. Es una experiencia que conecta a las personas con el entorno y con la historia, al ritmo pausado del andar y con la emoción de quien descubre algo diferente.