Dos de los pinares más bonitos de España

En la Península Ibérica se conservan algunos pinares muy antiguos que, precisamente por eso y gracias a que todos sus estratos están llenos de vida, permanecen verdes todo el año. Los mejores pinares están es los Pirineos, con abeto blanco y pino negro; y en los Picos de Urbión, con pino silvestre o pino albar. Pero también en el Sistema Central, con el pinar de Valsaín en Segovia; o el Sistema Ibérico, concretamente en la Serranía de Cuenca, los Montes Universales y Albarracín.

Sin embargo, los protagonistas de este artículo están en Andalucía, en las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, y en Grazalema, en Cádiz. La primera localización forma uno de los conjuntos arbóreos más importantes de España, y la segunda destaca por su singularidad, pues está formada, en su mayoría, por pinos pinsapos.

Parque Natural Sierra de Grazalema

En la Sierra del Pinar, concretamente en un enclave de bosque de 450 hectáreas, se encuentra un tesoro botánico, el pinsapo andaluz. Gracias a unas condiciones ambientales muy especiales de humedad, esta conífera encontró aquí un lugar idóneo en el que habitar desde el periodo terciario. Para poder visitarlo, el Parque Natural Sierra de Grazalema tiene un sendero señalizado que puede recorrerse de junio a octubre y mediante reserva en empresas de turismo activo. El resto del año también puede solicitarse la visita en la Oficina del Parque Natural, el Centro de Visitantes de El Bosque o de la Oficina de Turismo de Grazalema.

En el año 1934, el célebre matrimonio francés de botánicos Pierre y Valia Allorge, decidieron recorrer el pinsapar de la Sierra de Grazalema, y lo calificaron como una de las excursiones más bonitas que un botánico puede realizar. Cabe destacar que, además de ellos, otros viajeros, artistas y naturalistas han reconocido la belleza y singularidad de este lugar. No en vano, este pino único se proclama como el causante de que la Sierra de Grazalema, en Cádiz, haya sido declarada como Reserva de la Biosfera de la Unesco y, más tarde, como Parque Natural.

Hace millones de años, cuando las condiciones climáticas eran bastante diferentes a las actuales, los bosques de pinsapos estaban muy extendidos. De hecho, su nacimiento y proliferación se produjo durante el enfriamiento del periodo terciario, concretamente hace 65 millones de años. Con la entrada de la era postglaciar, el clima se suavizó y las lluvias disminuyeron, por lo que la mayoría de estos pinsapos desaparecieron. Afortunadamente, y gracias a la orografía de la zona, han conseguido sobrevivir en el Parque Natural Sierra de Grazalema, lo que les convierte en un pequeño vestigio de aquellos tiempos y una auténtica joya botánica.

Parque Nacional Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas

El Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas tiene la certificación de la Carta Europea de Turismo Sostenible. Se encuentra en las sierras Béticas y es uno de los mejores lugares que hay en España para la observación de la fauna. Probablemente, lo primero que impresiona al visitante de este Parque es su relieve escarpado. Hay paredes rocosas de gran altura combinadas con valles profundos y bosques frondosos que se mantienen verdes todo el año. Un paisaje para grabar en el recuerdo.

Uno de los elementos protagonistas de este lugar es el agua. Cuenta con una extensa red hidrográfica que da vida a toda su fauna y flora, pero también permite la práctica de actividades como el paseo en barca por el embalse de Tranco, el senderismo junto al río Borosa o la visita a los nacimientos de los ríos Segura y Guadalquivir. Al margen del agua, es un espacio también para los amantes de los deportes de riesgo, pues cuenta con algunos picos por encima de los 2000 metros de altitud, muy frecuentados para la realización de vuelo libre, especialmente el pico Yelmo.

Además de toda la naturaleza de este parque natural, no hay que dejar de visitar las poblaciones cercanas. El paso de numerosas civilizaciones como los íberos, romanos y árabes, a lo largo de los siglos, han dejado huella. Algunos ejemplos de ello son el castillo de Iruela, la necrópolis ibérica de Toya en Peal de Becerro, los callejones de Cazorla o la villa romana de Bruñel.