Molina de Aragón, Guadalajara

Xabier Tovar 17 Enero, 2019

Molina de Aragón es una preciosa villa medieval situada en la provincia de Guadalajara y junto al maravilloso entorno del Parque Natural del Alto Tajo. Acompáñanos y conoce este espectacular lugar....

Molina de Aragón, Guadalajara
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Introducción

Bajo su poderoso castillo-alcázar de amplias murallas, descansa esta pequeña población castellana de larga e importante historia, cruzada por el río Gallo que conforma un ligero valle. Citada incluso en el Cantar del Mío Cid, es un lugar obligado para aquellos amantes del periodo medieval de nuestro país.

Se encontraban en estas tierras, en concreto en el lugar donde se alza el enorme castilllo-alcázar, un castro celtíbero. Es en tiempos del dominio islámico que sobre este se edifique una fortaleza. Y en los últimos momentos de gobierno musulmán llegó a ser una taifa independiente de gran importancia.

El territorio será tomado por Alfonso I el Batallador, rey de Aragón, en 1129. Aunque este cederá la posición a la casa nobiliar castellana de Lara, quienes le otorgarán su fuero y ampliarán el castillo. Siendo entonces su nombre Molina de los Caballeros.

Debido a su privilegiada posición entre los reinos de Aragón y Castilla, se convirtió en un señorío feudal ampliamente disputado por ambas coronas. Al final acabará siendo parte de la segunda a partir de 1321, quedando ligado el título directamente al rey castellano y posteriormente al rey de España.

Su nombre cambiará a Molina de Aragón como concesión al otro reino.

Es por esto que Molina de Aragón no se encuentra en la actual Comunidad Autónoma de Aragón.

El periodo medieval fue muy fructífero para esta villa, aunque con los tiempos venideros fue perdiendo importancia.

En las cortes de Cádiz, en 1812, se ganó el título de ciudad. Aunque durante la Guerra de Independencia, debido a la lucha que ofrecieron a los napoleónicos, fue saqueada y sufrió enormes daños por ser incendiada.

Así nos encontramos con que a día de hoy posee una población de poco más de 3.300 habitantes, que gozan de un envidiable patrimonio cultural. Siendo aún cabeza comarcal, que mantiene el antiguo nombre de Señorío de Molina.

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Aproximándose

Desde la misma Guadalajara nos llevará sobre una hora y veinte llegar a Molina de Aragón, un recorrido de algo más de 130 km que nos conduce a través de los amplios campos castellanos.

Al encontrarse junto a la frontera con Aragón, desde Teruel nos resultaría más corto, apenas una hora de trayecto.

Otra opción es la de partir de Cuenca, pues aunque la ruta es la que más tiempo conlleva, cercana a las dos horas, esta atraviesa la Serranía de Cuenca. Avanzando entre los riscos de paredes verticales, rodeados de arboledas.

Como siempre todo depende de cuánto disfrutemos de la carretera.

Partiendo desde Guadalajara tendremos un primer tramo de autovía y un segundo de carretera, por lo que sin duda es el más cómodo.

Sea como sea, al llegar a Molina de Aragón, nos veremos sorprendidos ante el poderoso castillo-alcázar que toma por completo la loma que domina la región y bajo la que se extiende la villa.

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Atractivos

Sin lugar a dudas esa imponente fortaleza es lo que más llama la atención del viajero, el mayor castillo que resta en Guadalajara. Lamentablemente no ha sido restaurada, aunque se ha mantenido su estructura para evitar su deterioro.

Como ya se mencionó, sobre esta cota se alzó un castro celtíbero. Será durante los reinos de taifas, entre los siglos X y XI, cuando sobre este se edifique la primera fortaleza.

De los señores musulmanes que gobernaron esta taifa destaca Ibn Galbún, quien se apunta sería el Abengalbón mencionado en el Cantar del Mío Cid; que fue amigo de Rodrigo Díaz de Vivar y que lo resguardó durante su destierro.

Este primer castillo resistió durante largos años los asaltos de los reinos cristianos del norte, cayendo al final ante el rey aragonés. Quedando en manos de la casa castellana de Lara, serán estos quienes gocen del título de Señores de Molina y quienes vayan ampliando la fortaleza hasta las vastas dimensiones que podrás visitar.

Una gran muralla delimita un perímetro externo, para alzarse una segunda muralla que guarda su patio interior. Es fácil imaginar el poder de sus señores contemplando el gran palacio-alcázar que gobernaban.

La imagen de sus soberbias torres recortadas por el cielo claro, el ocre de sus murallas alzándose sólidas, sobre el alto que le permite custodiar el valle; conforman una visión magnífica que invita a sacar la cámara.

Junto al mismo castillo se levanta la llamada Torre de Aragón, una atalaya cristiana construida sobre la islámica que en el mismo emplazamiento se erigió. Ayudaba a la defensa de la región, apoyando a la fortaleza desde el norte.

Este baluarte fue una de las edificaciones de mayor altura de su momento, con sus 30 metros, y guarda con orgullo el que jamás ninguna hueste logró tomarla.

Otra torre, esta en la misma villa, queda como recordatorio de la muralla que antiguamente la protegía. Se levanta en donde se encontraba la llamada Puerta del Baño y era una de las muchas que defendían los muros de Molina de Aragón.

Además de esta, tenemos otras estructuras medievales bien conservadas en la villa, como su puente románico y el Convento de Santa Clara, fundado en el siglo XIII y que sigue siendo regido por las monjas clarisas; o el magno Monasterio de San Francisco, otra joya arquitectónica del mismo siglo.

Eso sin contar el resto de la misma villa, porque si por algo destaca Molina de Aragón es por haber sabido guardar de un modo innato todo el espíritu del medievo.

Para aquellos que quieran realmente profundizar en toda su historia, lo mejor es acercarse al Museo de Molina, que se encuentra en el mismo complejo del Monasterio de San Francisco.

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Partiendo

Para aquellos amantes de la historia, esta es una visita que disfrutarán en gran medida. Es una villa hermosa y parece que el tiempo ha querido refugiarse en ella, caminando más despacio.

La conservación de sus barrios y plazas, trasladan sin dificultad al pasado, sin necesidad siquiera de precisar esa noble fortaleza para ello.

Tanto por ser un enclave turístico cultural, como por lo agradable que se vuelve la estancia, merece mucho la pena acercarse hasta Molina de Aragón.

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