La Ciudad Encantada de Cuenca

Belén Valdehita

A su paso por la provincia de Cuenca (Castilla-La Mancha), el río Júcar ha formado un enorme cañón de 1.500 metros de altitud. Este singular espacio natural, situado entre las localidades de Uña y Villalba de la Sierra, se conoce como La Ciudad Encantada, un bello paraje declarado Sitio Natural de Interés Nacional que pertenece al término municipal de Valdecabras.


Se trata de un gran pinar del Parque Natural Serranía de Cuenca en donde la naturaleza ha creado numerosas y originales formaciones en las rocas calcáreas por la acción del agua, el viento y el hielo, que han ido erosionando durante siglos las rocas. No sólo el río Júcar ha sido el responsable de este gran museo natural, también los ríos Escabas, Cuervo y Guadiela han colaborado en su creación. Con formas realmente fantásticas, cada una de estas esculturas naturales ha recibido su propio nombre, siempre en función de los objetos, personas o animales a los que se asemeja.

La Ciudad Encantada constituye un recorrido de tres kilómetros de longitud, de dificultad mínima, que se tarda en realizar una hora y media, aproximadamente. Estas son algunas de las formaciones más populares, que se pueden reconocer por el cartel que identifica a cada una: el Perro, una de las más famosas, se asemeja bastante a un fox terrier; Cara del Hombre, un busto con boina en el que sobresale una nariz aguileña; el Tormo Alto, un monolito de 20 metros en equilibrio que constituye el emblema de la Ciudad Encantada; el Puente Romano, un curioso arco horadado en la roca; los Barcos, tres grandes moles de piedra que asemejan embarcaciones; los Osos, dos enormes piedras que recuerdan bastante a unos osos; el Mar de Piedra, una extensión plana de roca en la que la erosión del agua durante siglos ha creado una especie de olas y ondas marinas; el Hipopótamo, como su nombre indica, esta roca recuerda bastante a este gran animal; los Hongos, situados entre pinos, estos bloques de piedra surgen como gigantescos hongos; el Teatro, la naturaleza ha creado lo que parece un escenario natural, o los Amantes de Teruel, dos bloques de roca que se asemejan bastante a un hombre y una mujer a punto de besarse.

Situada a 36 kilómetros de la ciudad de Cuenca, a la Ciudad Encantada se accede por la carretera que va a Tragacete. En el camino se pasa por el mirador del “Ventano del Diablo”, desde donde se contemplan unas maravillosas panorámicas del río Júcar. A cinco kilómetros del mirador está el desvío de Valdecabras, y poco antes de llegar se halla la Ciudad Encantada. Desde su aparcamiento se puede acceder a una pista de unos dos kilómetros que lleva al Balcón de Uña, otro excelente mirador del río Júcar y, en este caso, de la laguna de Uña. Muy cerca se encuentra también el bello paraje del Nacimiento del Río Cuervo.

Las impresionantes formaciones rocosas de la Ciudad Encantada son de tipo kárstico. Comenzaron a formarse durante el periodo Cretácico, hace casi 90 millones de años. En este periodo el mar de Thetis cubría gran parte de la Península Ibérica.

Además de estas sorprendentes esculturas naturales, el entorno natural de la Ciudad Encantada también resulta mágico. La vegetación de la zona está formada por pinos, quejigos, sabinas, enebros, boj, zarzamoras, romero, tomillo y mejorana.

El paraje de la Ciudad Encantada se halla ubicado en una finca particular, por lo que para poder visitarla es preciso pagar una entrada de tres euros para poder visitarla. La entrada da acceso a todos sus pinares y a la gran variedad de piedras con las famosas formas creadas haces miles de años. El horario de visita es desde el amanecer hasta la puesta del sol.

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